viernes, 26 de septiembre de 2014

El Color del Luto



Definitivamente la sociedad está muerta. República Dominicana solamente es un sustantivo utilizado para referirse a la ignorancia, la corrupción, la insalvable proyección de la política partidista.



Los dominicanos son – mejor dicho, somos - tan conformistas, que nos quedamos callados cuando leemos en el periódico que hubieron irregularidades de cobro o pago de bienes por servicios brindados, que el funcionario tal se aumentó a sí mismo el salario (y a sus colaboradores), de RD$115,000.00 a RD$450,000.00, eso sin hablar de los beneficios de dieta y compensaciones por servicios prestados fuera del país. Todo el mundo se queda igual, porque esto es completamente normal.



Con un pueblo muerto no hay nada que pueda hacerse. Las voces de la oposición, unas apagadas a causa de una cuantiosa exoneración, y otras en silencio debido a la falta de determinación de hacer las cosas, han provocado un duelo en la conciencia dominicana. Salimos de noche y al otro día bromeamos con nuestros compañeros de trabajo acerca del robo a mano armada de la noche anterior. Decimos cosas como “gracias al Padre que me dejaron viva. Todo lo otro se recupera, pero la vida no”. “Yo le di todo al tipo para que ni me viera”. “Otro día y amén… vamo’ arriba!” Todo es tan normal, que no nos estamos dando cuenta del daño irreversible que le estamos haciendo a esta sociedad. El daño inconmensurable que nos estamos haciendo a nosotros mismos.



Voy a un supermercado y solamente comprando la merienda para mi hijo y las cosas más esenciales provenientes de las industrias se van casi RD$10,000.00. Hablamos de leche, jugos, galletas, cereales y nada de una mermelada, dulces, un poco de pescado, bacalao o salmón; nada de queso manchego (qué rayos es eso?), un vino para pasar un ratito con tu esposa en casa, un par de zapatillas nuevas para tu hijo…; tengo siglos que no compro una botella de ketchup, mayonesa o aderezo, y aún sin estas cosas la cuenta no baja de ese rango. Para poder sobrevivir, hay que hacer recortes hasta de la diversión: no salidas. Una vez al mes, si la ocasión lo forza y el presupuesto familiar lo permite.



No sé. Para vivir más o menos sin que los bancos se mantengan llamando a mi casa tengo que trabajar en dos lugares. El pluriempleo es extenuante, exigente y prácticamente eterno. Lo peor es lo que viene con él: menos tiempo con tus hijos, con tu esposa, con tu familia y tus amigos. Siempre estás ocupado. Siempre estás cansado. No disfrutas bien de las cosas por las cuales trabajas, y al final te conviertes en una máquina de hacer dinero, porque no tienes tiempo para otra cosa. Mientras trabajas por tu familia, te partes el lomo porque tus hijos tengan una educación aceptable, les compras las cosas que necesitan y les enseñas a hacer las cosas que les permitirán ser “hombres y mujeres de bien”, te encuentras en un periódico que el funcionario tal se aumentó el salario y que para el masivo del sector público no se contempló aumento para el próximo año (una cosa que en este sector existen trabajadores que reciben el mismo pago desde el 2010); que la Cámara de Cuentas efectuó una auditoria que reveló cuantiosas inversiones que no se evidencian, que una libra de pollo dominicano cuesta alrededor de RD$55.00 en los mercados populares y hasta a RD$85.00 en un supermercado, que los haitianos se llevan más del 10% del presupuesto del Ministerio de Salud Pública, que los delincuentes roban, asesinan, secuestran y hasta confunden los objetivos a eliminar, y otras miles de situaciones que realmente no acabo de asimilar. Todo esto pasa todos los días. Nadie se sorprende. Nadie protesta. Estamos muertos.



Muchas de las personas que se encuentran en condiciones similares a la mía bajan la cabeza y observan el negro y lo sucio del pavimento, mientras se pregunta hasta cuándo y por qué. Créanme… yo hago eso muy a menudo. Lo que más me entristece es observar que los dominicanos no nos quitamos la camisa morada de encima, unos porque no quieren, y la mayoría porque no puede. Somos una bestia conformista, como dije antes; somos una chusma arcaica, una chusma y un rumor pendejo que se ahoga en un silencio ensordecedor que se traga el llanto y la sangre del justo. Somos la búsqueda incansable de la excusa, del cinismo perenne, del chisme barato y facilón. Vivimos en una orgía perpetua con el partidismo, con el clientelismo y las mafias legales, con los inversionistas de viejo y nuevo cuño y con los indiferentes de nuestro sistema electoral. Los dominicanos estamos alejados de la realidad, una realidad que está a la vista o a nuestros pies, como el desierto acuífero de la Presa de Tavera o el efecto de la frontera transparente. Estamos alejados no porque no la conocemos, sino porque no nos importa. Ha dejado de importarnos tanto todo esto, que apenas hablamos acerca de nuestros problemas. Simplemente leemos la prensa escrita (controlada por los ególatras gobernantes) y comentamos una que otra cosa, dejamos ver una que otra indignación y muerto enterrado. Otros se dedican a denunciar lo que pasa y son completamente ignorados, tanto por sus congéneres como por el pueblo a quien le informan, mientras los precios de los hidrocarburos siguen siendo un dolor de cabeza para todos y los sindicatos de rutas choferiles populares hacen fiesta con el dinero de los contribuyentes. Somos la meca de Occidente: todo el mundo debería venir aquí y apreciar este adefesio de Estado, dar una vuelta por el Distrito Nacional como si fuera la Kaaba, hacer ejercicios en el gimnasio público que ha construido el alcalde Salcedo y luego ver la contaminación provocada por la falta de cultura ambiental del dominicano al dejar tirados en el piso los recipientes de agua utilizados después de trotar. Sería un espectáculo memorable ver cómo nosotros mismos nos morimos de vergüenza, de pura indignación al ver que propiciamos nuestra perdición, con el oportunismo barato y ruín, la barbarie, el beriberi de nuestras palabras e ideas y con nuestros actos de supervivencia hipócrita.



Si el morado no fuera el color del luto, en este país apuesto que el rojo y el blanco harían otro tanto. Total… es solo cuestión de tiempo.

jueves, 24 de julio de 2014

Dignidad Humana y AMETRASAN: dos cosas imcompatibles

A veces, uno no sabe como es mejor, si quedarse callado o actuar en consecuencia de la inercia que la humanidad provoca.

Hace unos días tuve que hacer acto de presencia en el Departamento de Tránsito de AMETRASAN, esos agentes vestidos de verde pistacho qye más parecen agentes o cuidadores forestales que agentes del orden vial. A mí, en lo particular, me caen redondo, no porque no cumplan con su deber, eso es otro cuento. Me caen mal porque la educación y el decoro no existen en el ADN de la mayoría de ellos. Para mí, estos ganapanes solamente saben recaudar dinero forzosamente, sin hacer lo que realmente deberían hacer, que es regular el tránsito vehicular y no ponerse a ver a las estudiantes que cruzan las avenidas por las que "laboran". Es deprimente observar cómo el transeúnte y el conductor promedio son atropellados por las autoridades que deberían protegerles.

Aunque, realmente lo que me ha ocurrido con los susodichos no tiene que ver directamente conmigo. Les cuento:

Al momento de resolver unos asuntos concernientes a uno de los vehículos de mi casa, observo a un joven de unos veinte años, tal vez menos, literalmente "tirado" en el suelo. Por conversaciones de terceros me entero que este joven acababa de accidentarse, provocando una colisión que provocó serias heridas y quizá la muerte de otra persona. Puedo entender la indignación de las personas al observar al joven que yace tirado en el suelo, bajo un sol fulgurante y una intoxicación evidente por alcohol. Incluso, puedo entender que nadie quisiera ni verle, por la irresponsabilidad de conducir ebrio, por haber prácticamente asesinado o herido a otras personas y por haber contribuido a la desgracia de otras personas . Eso lo asimilo como ser humano que soy y las emociones que acciones como estas implican en las impresiones de los demás.

Lo que no puedo asimilar, entender o comprender en ninguna capacidad de expresión es que el joven yacía en el cemento de la oficina de Tránsito, siendo observado por agentes de AMET como si fuese un perro callejero que no merece la más mínima atención. De hecho, el espectáculo era similar a una jungla en la que el animal está con el último aliento, y los buitres ya revolotean sobre él para desgarrar sus restos. Para mí, era simplemente indignante en ambas vías: cómo es posible que un ser humano tan joven pueda llegar a a verse en un estado ta deplorable por acciones voluntarias?; al mismo tiempo, observaba a las personas pasar y ni siquiera importarle lo que estaba pasando en lo más mínimo, impávidos ante todo.

Un señor se me queda mirando y me dice que si no le ofrecen ayuda, el muchacho se puede morir. El sol golpeándolo, el acohol haciendo efectos y los golpes internos del reciente accidente agravándose pueden hacer que se muera rápidamente. Ante el comentario, simplemente me lleno de valor y le digo al samaritano que me ayude a levantarlo. Tomamos al chico por los brazos, lo levantamos e intentamos llevarlo dentro de los locales para que no estuviera bajo la luz del sol. Cuando llegamos a la puerta y le preguntamos a uno de los agentes que si podíamos sentar al mozalbete, nos para en seco y nos dice que no puede ir adentro porque si hace un reguero ahí, nadie lo va a limpiar.

Les afirmo que me enfurecí. Lo miro a través de mis gafas de sol, y en tono sarcástico le pregunto que si por casualidad en ese lugar conocían una cubeta y un mapo, a lo que me contesto que eso sí podía aparecer. Con el humor en rojo, le comenté que entonces por qué no dejan que el chico se sentara en un banco para evitar el bochornoso espectáculo de tenerlo en el suelo. En eso, se acerca un Australopithecus y rudamente me dice que a mí que cuidara mi tono, que ese joven estaba así porque estaba intoxicado y había provocado un accidente muy serio, que eso no era problema de ellos y que si quería me lo podía llevar para mi casa.

Yo no negaré que la indignación de saber que vivo en un país tan miserable que ni siquiera tiene un espacio en sus instituciones para recibir personas y darles un servicio que merezca la pena, me hizo apretar los dientes y decirme a mí mismo que era un completo imbécil. Procuré colocar al joven con rastros de vómito en la boca en una silla afuera e irme lo más rápido que pude de dicho ambiente, porque sabía que lo mínimo que iba a suceder si me quedaba era desacato a la "autoridad" o la muerte de este servidor a manos de uno de esos desgraciados. La dignidad humana se ha ido a la mierda en este pedazo de país, en este intento de comunidad. La gente se desespera y en su desesperanza escriben una carta al olvido, tratando de sobrevivir en un mundo ruín, lleno de oscuridad y con almas cada vez más negras. La única forma de sobrevivir a un mundo como este es adaptándote a esta realidad, y este es mi problema: por más que trato no puedo hacer eso. No logro adaptarme a este cabaret ambulante, a este espectáculo cirsence de mal gusto, a esta fétida compañía de seres absolutistas, narcisistas y nihilistas con manifestaciones de misogínia rampante y sin control. Qué tiene que ver el hecho de que el muchacho estuvo envuelto en un accidente de tránsito? Acaso por eso no tiene derecho a que se le trate como un ser humano? No tiene derecho a atención médica? No tiene derecho a que se le proporcione el cuidado necesario y obligatorio que como ciudadano de este país es merecedor? Al parecer no.

No sé, Si alguien que lea esto tiene la gentileza de contestarme esas preguntas, le agredeceré, porque al final, no logro asimilar el pensamiento de pertenecer a una especie tan desgraciada que no es capaz de entender la desgracia de sus congéneres, lo que poco a poco me lleva a pensar que para nuestra extinción como ser vivo, solo tenemos que doblar la esquina y la encontraremos de frente, de golpe y porrazo, como una multa absurda y un atropello de quitarte el vehículo ante la perpleja mirada de la burocracia.

viernes, 4 de octubre de 2013

Este Cáncer Llamado Energía Eléctrica...



 
Me tiene harto. Hasta la saciedad. Hasta el tuétano. Todos los jueves lo mismo.

Yo sé que debería estar adaptado a los malditisimos apagones en mi país. Y sé, también, que es absurdo que escriba algo como esto porque de todas maneras no va a solucionar absolutamente nada. Conozco las mil y una excusas y el millón de “razones” que tienen el gobierno y las EDES para justificar los apagones de más de 10 horas a los usuarios de uno de los servicios más pésimos del hemisferio occidental. Aún con todo esto, no puedo acostumbrarme.

Los dominicanos estamos sufriendo con estos apagones desde que tenemos memoria. No ha existido una sola etapa en la historia de la República Dominicana contemporánea en la que el cáncer no haya hecho metástasis. Me invade un sentimiento de rabia e impotencia cuando observo que en todas las etapas históricas y desarrollo de mi país, sus presidentes han brillado por la ineficacia en solucionar este escollo hacia el progreso. Todos han intentado solucionar el asunto, pero nadie toma medidas drásticas para prevenir el problema a largo plazo, y los dominicanos tiene que pagar una tarifa eléctrica que oh! Sorpresa! Es una de las más caras de todo el mundo. 

Si me vienen con el cuento de que estamos mucho mejor que en los ochenta y en los noventa, pues humildemente les puedo decir que se vayan al carajo. Es lo mismo. El único cambio es que la CDE es de otros “inversionistas” y que en ese tiempo el servicio, además de asaz terrible, también era tétricamente barato. Si me dicen que estoy disvariando, pues me excusan, pero no es posible que en pleno siglo 21, con todas las ventajas habidas y por haber y todas las ceremonias y desfiles y demás sales aromáticas, todavía en este país la electricidad represente una necesidad tan desgraciada, tan disociada del desarrollo, tan enormemente replegada en la celda del descuido y la insensatez.

También me van a decir ustedes que realmente lo que sucede es que la quimioterapia es muy cara y solo se le puede proporcionar un poco. Joder! Y para qué carajos pagamos los dominicanos miles de pesos al mes? Para que los empleados de las EDES y todos sus allegados mastiquen goma de mascar y se comporten como unos perfectos insolentes? Pues no. Rotundamente no. Cómo ha de ser posible que para que usted pueda desempeñar las tareas de la vida cotidiana, como enviar un correo electrónico importante, o ayudar a su hijo a buscar una tarea en la red por la falta de dinero para comprar libros (que están carísimos), usted tenga que tomar un préstamo (sin poder), de RD$30,000.00 pesos para comprarse un inversor y cuatro baterías, porque en su casa el servicio es solamente 8 horas al día? Eso sin mencionar a los pequeños y  medianos comerciantes, que invierten miles de pesos al mes en hidrocarburos, mantenimiento de plantas eléctricas y factura por “servicio de electricidad”, llevando muchas veces a la quiebra sus negocios, porque no pueden con esta carga económica.

Apuesto a que ahora me dicen que me mude a un sector de 24 horas de luz, para que mi situación mejore. Pues fíjense, subnormales, que VIVO EN UN SECTOR DE 24 HORAS DE LUZ, y lo de las 24 horas es un cuento para morirse de la risa. Soy profesor virtual y en las mañanas de los jueves y los viernes tengo que salir de mi casa, gastar combustible y sentarme en algún lugar que tenga una zona de conexión inalámbrica gratuita para poder cumplir con mis deberes magisteriales, cuando tengo toda la información en mi casa y mi conexión a internet funciona de las mil maravillas. Si me llevo de esperar a que restablezcan el servicio, el que me lleva es Mefistófeles, porque se me atrasa el tiempo y tengo que hacer todo el trabajo de un 8 o 9 horas en 2 o 3, así que tengo que tragarme mi impotencia, salir de casa, sentarme en un lugar donde la privacidad no existe y tratar de trabajar lo mejor que puedo.

Me avisan si tienen otra excusa. Con este enfado creciente, les apuesto que si Arthur Schopenhauer viviese aún, me daría sus respetos y me incluiría en una o dos ediciones más de su libro “El Arte De Insultar”.

viernes, 14 de junio de 2013

La Banda "Real" y su Cheverísimo Cloche.

En estos días fuí a echar combustible a una estación y cuando llegaba, había un automóvil como a una cuadra, reproduciendo un merengue típico... al principio no entendía bien, pero me acerqué unos metros y escuché una parte del tema, cuya letra expresaba lo siguiente:

"Yo tengo un problema serio,
que yo no duermo de noche;
mi mujer me tiene miedo,
porque no le saco el cloche"

Al principio me dió una risa un tanto sarcástica, porque lo asocié con la mentalidad del dominicano para hacer una idiotez de cada cosa. El cloche, o Clutch, como realmente se llama, es una pieza de vehículos de motor que hace el papel de embrague. El mismo permite al conductor controlar la transmisión del par motor desde el motor hacia las ruedas. Para darme a entender, es el intermedio entre la caja de cambio y el motor, aunque en dominicana, el cloche no es solamente el disco de embrague de la transmisión, sino el pene y los movimientos de entrada y salida de la vagina. Vaya creatividad, eh?

Pues bien. El asunto es que el merenguito esta sonando por todas partes, por la radio, en las discos, en los liceos, en los headphones, en los autos de concho y privados, en los colmadones... y yo me digo, "vamos a ver qué es lo que tiene el asunto este", y me lo descargo. La segunda parte del merengue dice:

"La mujer hay que atenderla,
por la noche y por el día,
así no le sobra tiempo,
pa' hacer vagabunderías"

Ya la cosa va empeorando. Ya la mujer es una vagabunda. No puede hacer nada para sí misma. Si le sobra un tiempo para ver algo de televisión o hacer algo que le gusta, entonces es una vagabunda. Solamente puede tener tiempo para abrir las piernas y nada más (bueno, él lo dice claro: no le sobra tiempo, porque al parecer lo único que el hombre sabe hacerle es eso que él llama sexo... el muy imbécil no trabaja, no come, no habla, no piensa. Ni siquiera duerme...). Me vuelve a dar una risa solitaria, un tanto estúpida. La mujer hay que atenderla, sí, pero no con esa versión retrógada de hombre Cro- Magnón. Mucha gente va a leer esto y dirá que lo estoy malinterpretando. No. Lo que pasa es que ya es tan normal escuchar tanta basura insultante, tanta suciedad moral y desvergonzada, que a l@s aspirantes a seres humanos se les hace casi imposible separar la realidad de la ficción. Se les hace risible la posibilidad de entregarse a la pulcritud y a las buenas maneras. El buen convivir se ha transformado en un conformismo recalcitrante ante las faltas de respeto de los sinverguenzas, para evitarse problemas...

La cosa acaba así:

"Soy perverso en el amor,
pero yo sigo pa'lante
por fundazo' no me deja,
porque no le saco el guante"

Dios! Al menos admite que es un HDP desgraciado. Le doy ese crédito. Es difícil escuchar a un imbécil compositor de pacotilla, y aspirante a músico, admitir que como él, la gran mayoría de los hombres actuales son unos completos perversos, o mejor dicho, machistas agresores con licencia para matar y matarse. Cuando escuché esto, fue como si escuchara a toda una caterba de hombres representados en un tema de merengue de 4 minutos, reafirmar lo poco que queda de su hombría, un concepto totalmente desfasado, aplastado por la evolución cultural e intelectual de nuestro tiempo. Un grupo de hombres dispuestos a uña y dientes a mantener una posición cobarde, fundamentada en procesos culturales que parten del nihilismo y terminan en lo sociopático. Cómo se le ocurre a este grupo de desgraciados afirmar que con buen sexo a la mujer se le olvidan los golpes? Cómo carajos pueden las malditísimas autoridades tolerar semejante ofensa a las personas? esto es un ultraje, un disparo sonoro a la dignidad de las personas. Esto es peor que un acto terrorista. Carajo! NOS ESTÁN MATANDO LAS MUJERES Y SE LO PERMITIMOS ASI, A DESTAJO, POR EL MORRO! Están atentando contra la dignidad humana, contra los derechos de las mujeres de ser mujeres, y de los hombres que quieren cambiar esta realidad. Cómo rayos un grupo de músicos cobra dinero por componer, tocar y cantar esta maldita bazofia, este circo ambulante de palabras insulsas y de tan poco respeto? les voy a decir por qué:

Porque mientras escribo estas lineas, la mayoría de las personas que lean esto lo olvidarán y seguirán, como un viernes cualquiera, escuchando el merenguito este con una mujer al lado, mientras le dicen al oido: "mami perdóname, no lo vuelvo hacer... déjame demostrarte todo lo que te amo... dámelo esta noche, si?

miércoles, 17 de octubre de 2012

Danilo, Leonel y esa cosa llamada Honradez

Danilo sí que la tiene feas.

No se hace posible hacer algo con un país con la bancarrota esperandole en el fondo del precipicio. Un precipicio al que ya estamos acostumbrados desde los tiempos de Lilís (literal y coloquialmente), y del que por más luz que se vea al final del camino, no parece que nos acerquemos ni siquiera un milímetro.

Leonel Fernández, ese magnánimo, fantástico, sincero ex-mandatario, le dejó a un trabajador, humilde y transparente Danilo Medina un país con un crecimiento macroeconómico estable, una inflación manejable y una tasa cambiaria flexible. Mantuvo esa postura durante los últimos 8 años de gobierno constitucional, saliendo del país en interminables viajes de negocios con potencias extranjeras para negociar inversiones, y claro, comunicándose con sus partidarios y seguidores para que mantuvieran el orden en las instancias gubernamentales, aplacando los escándalos descubiertos por la prensa y los ciudadanos, y guardando un silencio sepulcral para no dar cuartel a ningún rumor que pudiese perjudicar la estabilidad lograda.

Leonel Fernández... sí que duerme bien por las noches. Hizo todo lo que tenía que hacer.

Danilo Medina, por desgracia para él, no es un político cualquiera (bueno, Leonel maquiavélicamente tampoco lo es). Al momento de tomar posesión del cargo que hoy ostenta, dió un discurso que me asustó. Utilizó una terminología que resulta atípica en la política dominicana desde 1963 y encima de eso, hizo que todo funcionario bajo nueva designación firmara un Código de Etica. Eso definitivamente me asusta, porque aquí no hay muchos piratas de nuevo cuño, y la mayoría de los expertos en política monetaria del gobierno anterior siguen pa' lante. 

Para continuar lo que está bien, Danilo no va a tener que hacer mucho, porque lo que está bien es tan poca cosa que lo único que queda es dejar de viajar un poco, andar en vehículos menos costosos y mantener la cohesion de su partido (peritos en guardar secretos y quedarse con el herario público, pero lo suficientemente inteligentes como para disimularlo bajo un manto intelectual y de cierta arrogancia que resulta cómico). Para corregir lo que está mal, espero que realmente cuente con su fe en Dios y en sí mismo, porque confiar en el pueblo es lo mismo que confiar en un sub-normal. Dónde está el dinero? Qué ha pasado con los fondos publicos destinados a parar la creciente inflación que devora a pasos agigantados la economía del país? Pues que Leonel Fernández les mintió a todos. No hay una sola instancia estatal que cuente con fondos suficientes, y mucho menos para finalizar en año fiscal que transcurre. La relativa estabilidad macroeconomica de la que el PLD se jactaba durante más de 7 años, de repente parece un chiste de mal gusto, incluso para el futuro del mismo partido; -6 por ciento de déficit cuasifiscal, que no le permite al nuevo incumbente arreglar cuentas con el Fondo Monetario Internacional; la miseria en los bolsillos de los trabajadores, que no reciben un aumento salarial desde hace aproximadamente 3 años más o menos (aunque este aumento sea obligatorio por ley), y unos ojos abiertos de un pueblo que tiene la capacidad intelectual de un bradipo. Leonel les mintió a todos durante 8 años. No hay estabilidad fiscal. Lo que hay es una deuda externa y una falta de fondos enorme para pagarla. Mientras FUNGLODE organiza Festivales de Cine y las mil monsergas habituales, el pueblo se sumerge en la miseria, la oscuridad y la inseguridad. La gente ya no confía en nada ni en nadie, y además de ser dueño de una conciencia corrupta y etérea, una confusión porque ya no conoce ni el principio ni el final de sus historias. Miles de viajes al extranjero para promocionar las posibilidades de inversión en suelo dominicano, pero nada que ver con invertir en las verdaderas necesidades del país. Y todo ese dinero de los inversionistas y de las grandes compañías que invierten en Dominicana? La Barrick Gold lo sabe muy bien...

Ahora Danilo solamente tiene una salida: cargar al pueblo de impuestos por medio de otra reforma fiscal que le permita recaudar lo suficiente como para llegar a un acuerdo con el Fondo, y así modificar el presupuesto nacional para el siguiente 2013, para ver si puede nivelar los fondos públicos y así ejecutar su plan de gobierno, aunque como se ven las cosas, puede que se le haga prácticamente imposible, ya que el cargar al pueblo con más impuestos puede que sea saludable para mejorar la economía, pero no para la imagen política del gobierno, ya que los dominicanos, además de estar hasta el hastío de imposiciones fiscales (las cuales se usan para nada más que para compra de casas, autos y viajes fuera del país, pago a medios de comunicación y a intermediarios que ayudan a promocionar y dar una imagen positiva del gobierno), son una masa de personas que dentro de cuatro años volverán a pedir a gritos a Leonel Fernández, gracias a que Danilo la va a tener bastante difícil para contrarrestar el desastre que dejó tras de sí su compañero de partido, quien precisamente lo quiere así, para probarle a todos que él es la única esperanza. Creo firmemente que Danilo Medina es un buen hombre, que entiende y conoce la dominicanidad misma. Un hombre que ha trabajado duro, codo a codo, milla a milla, para lograr todo lo que ha logrado. Un hombre que no tiene una esposa trofeo ni unas hijas manejando Mercedes-Benz o BMV por las calles de Santo Domingo.

Danilo tiene que gobernar con sabiduría. Esto es una trampa más del Príncipe. Si el actual mandatario no ejerce su cargo moviendo las fichas correctas, esto podría costarle su imagen política y quedar desprestigiado para siempre (aunque en este país el para siempre no existe). Si de verdad quiere hacer lo que nunca se hizo, entonces es momento de preguntarse si de verdad es él quien esta gobernando, o es Leonel, como siempre, desde las sombras. Debe preguntarse si al país que quiere construir le importa su honradez o la voracidad del otro. Debe preguntarse si realmente la libertad de ser y pensar que ha logrado tiene la suficiente voluntad y empuje como para hacer que las cosas cambien significativamente. Creo que es hora de que mire en un espejo, se quiera a sí mismo y se de cuenta de que el destino que ha elegido para sí, puede costarle todo lo que ha costruído, porque Danilo, hermano mío, tú cuentas con lo único la mayoría de los políticos dominicanos no posee: HONRADEZ.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Estos Vecinos...

Ignoro si realmente tenga razón o no, pero ya sea pata o gallareta, las personas que cohabitan el lugar donde resido (un complejo de apartamentos, como para variar), son unos vecinos que para qué les cuento. Desde el niño que ensucia todas las paredes de las escaleras con las ruedas de su bicicleta, hasta el perro pulgoso que le ladra y hace correr a todo el que transita por frente al edificio donde habita su dueño.

Créanme, he hecho todo lo posible para evitarme un problema con estas personas. No quiero patear al perro, ni tener que buscar un balde lleno de agua y detergente y poner al niño a cepillar las paredes, porque al final, lo único que voy a lograr es que me pongan fundas de basura en mi puerta, o me rayen la pintura del carro, o cualquier cosa sinónimo de problemas. Lo que si sé es que en este residencial de mierda la gente es tan cerrada y tan desgraciada, que para sentirse bien consigo misma tiene que hacer sentir mal al otro, o lo que es peor, para estas personas mostrar un poco de urbanidad y buenas costumbres es sinónimo de enfermedad venérea.

Tengo un vecino al que la música de Anthony Ríos, Sophy, Ana Gabriel, Félix de Oleo y demás amargados empedernidos pone a tono. No es que no me guste la música. Lo que detesto es su costumbre de elevar el volumen de su estéreo a niveles donde ya no es música, sino un ruido insolente, descomunal, desconsiderado y hastiante, más aún cuando llega desde las dos de la tarde y abre todas las ventanas y la puerta de su piso, con el estéreo a todo lo ancho y largo del residencial, como si a todo el mundo le importara lo de la mancha del tamaño de la mujer que lo abandonó, comportándose con ese aire todo socarrón cuando vocea las letras de las canciones que escucha. Si no es eso, entonces se reúne con su tribu de amigotes y entablan un juego de dominoes a puertas abiertas, y uno tiene que escuchar a un grupo de primates voceando "capicúa 25", "paso", todo un domingo por la tarde, o cualquier otro día de noche que se les ocurra, cuando uno llega cansado del trabajo y lo único que quiere es un poco de paz, una música que invite al descanso y buena vibra y charlar con su esposa un poco. En cambio de eso, hay que meterse a una habitación y cerrar la puerta para poder uno estar a gusto sin interrumpir al otro cuando le cuenta el día. A veces los ves a todos a eso de las una y dos de la mañana hablando de las mujeres que han tenido, de traiciones, de lo que le importa o no le importa a nadie, en el parqueo, bebiendo cerveza y muertos de risa. Muy graciosos ellos, los muy hijos de la puta que los parió...

Otro vecino tiene un vehículo 4x4, al que le instaló un sistema de sonido un tanto estridente. Me importa rábanos qué le haya puesto o no. Lo que sí me jode a horrores es cuando abre las 5 puertas del utilitario y pone a sonar el estéreo a un volumen que molesta muchísimo, justo delante del apartamento que habito. Imagínense a este sujeto llegando a las tres de la mañana con un Dembow de Don Miguelo a todo volumen, parquearse al frente del residencial con una cerveza en la mano, abrir la portezuela del conductor y orinar ahí mismo, todo eso con la música hasta el topete. Lo mejor: este tipo vive con su madre, con la cual se pelea bastante. Puedes escuchar las discusiones como si estuvieras en la primera fila de una pelea de boxeo. Casi siempre gana la madre (total, miren el producto que sale!).

Si no es eso, entonces el problema es el parqueo del vehículo. Lo primero es que desgraciadamente es solamente un parqueo por apartamento, y en mi casa hay dos autos. Debido a esto, tuve que hablar con un vecino que no "usaba" su parqueo "porque detesta quitarle las hojas al auto por la mañana", así que utiliza otro que no está resguardado por árboles, pero cuando esta haciendo un sol que manda madre, entonces el tipo hace una recuperación espontánea y pone su flamante vehículo bajo el árbol aquel, y yo me quedo sin parqueo. Me dan unas ganas enormes de decir tres cosas, pero nada. Mejor me lo trago. Si no es él, entonces es una visita a alguien del edificio quien lo toma, y los muy hijoputas se quedan de lo más campante. Por qué cojonuda razón no les dicen a los visitantes que deben aparcarse afuera o en el parqueo del apartamento que visitan? No. Tienen que tomar el que uso. Precisamente ese. El mero mero.

Lo último que me está pasando es con una vecina y su completa inhabilidad para aparcar, además de una carencia enorme de sentido común y falta de tacto. La mujer utiliza un vehículo muy grande para su capacidad de parqueo (que es relativamente nula), y para desgracia mía usa el parqueo siguiente (el de al lado, joder!). Si no está mi carcachita, entonces es como si los dos espacios fueran para ella: aparca tan desmesuradamente mal, que la parte de atrás de su vehículo obstruye mi entrada. Lo que me jode es que la rubia (tenía que serlo, para variar,no!?), ni siquiera hace un esfuerzo por aparcarse correctamente. Ni uno. No da reversa para ver el espacio que invade y cuadrar el puto CRV que conduce. Donde la primera llanta haga contacto con el pilote del espacio de parqueo, pues ahí apaga el auto y se larga con viento fresco. Yo? Bueno. Me quedo observando cómo la parte trasera del CRV casi roza con mi retrovisor (si puedo aparcar), o tengo que irme a otro espacio de parqueo a regañadientes, para evitarme inconvenientes con la bestia de pareja que tiene, al cual se le avisó el problema cuando llegaron una noche. Saben qué me dijo el muy cabrón? "Eso está bien ahí", y se largó abrazando su rubia, con una franela de basquetbolista y una cerveza grande en la otra mano. 

miércoles, 30 de mayo de 2012

Hay que hacerlo

El silencio dominaba mis iras, mis ilusiones, mis irrisorias ganas de conversar con el silencio inerte de unas palabras que no salen de mi boca, pero hay que intentarlo, porque mañana es otro día, y el día de mañana será diferente al de hoy.

Tengo que escribir porque hablar no puedo, porque es más sencillo y a la vez más complejo darle contextura a los escritos eternos de una mente en catarsis desinhibida. Quiero hacerlo porque definitivamente, a pesar de todas mis inclinaciones y proyecciones vitales y emocionales, escribir es una de aquellas únicas cosas que me traen esa paz que el arte vernáculo de la conversación no me puede otorgar.

El día se acaba y mi vitalidad disminuye. Un hombre cansado, unos principios mancillados por la necesidad, una mentira suelta entre los dientes incisivos del derecho a vivir con dignidad, y una fe profunda, pero susceptible, imperfecta, sutil y asustadiza, acompañan las ansiedades, los sueños, los proyectos y las ideas portentosas de superación y adquisición de un individuo que sólo desea tener esa cosa que le llaman una mejor  calidad de vida, esa que nos han querido vender entre la inmaculada Coca-Cola que debes beberte siempre y el “Million” de Paco Rabbane que con su increible (invencible) aroma deja desnuda y ardiente a cualquier diosa griega. Pero a pesar de la peculiar fetidez que nos rodea, hay que escribir, para ver si con un ventilador hecho de imaginación, sufrimiento y sarcasmo, respiro un poco de aire limpio, puro y honesto, dentro de la pila de valores inocuos e infértiles con los que debo lidiar a diario.

Así que bienvenid@, o lárguese. Como le de a usted la gana de decirlo. Lo importante es que usted se sienta como quiera sentirse, y si esto le sirve para conseguir esa paz que busca, pues enhorabuena. Si no es así, pues quizá otro día, pero hasta que nosotros queramos, hasta siempre!