miércoles, 17 de octubre de 2012

Danilo, Leonel y esa cosa llamada Honradez

Danilo sí que la tiene feas.

No se hace posible hacer algo con un país con la bancarrota esperandole en el fondo del precipicio. Un precipicio al que ya estamos acostumbrados desde los tiempos de Lilís (literal y coloquialmente), y del que por más luz que se vea al final del camino, no parece que nos acerquemos ni siquiera un milímetro.

Leonel Fernández, ese magnánimo, fantástico, sincero ex-mandatario, le dejó a un trabajador, humilde y transparente Danilo Medina un país con un crecimiento macroeconómico estable, una inflación manejable y una tasa cambiaria flexible. Mantuvo esa postura durante los últimos 8 años de gobierno constitucional, saliendo del país en interminables viajes de negocios con potencias extranjeras para negociar inversiones, y claro, comunicándose con sus partidarios y seguidores para que mantuvieran el orden en las instancias gubernamentales, aplacando los escándalos descubiertos por la prensa y los ciudadanos, y guardando un silencio sepulcral para no dar cuartel a ningún rumor que pudiese perjudicar la estabilidad lograda.

Leonel Fernández... sí que duerme bien por las noches. Hizo todo lo que tenía que hacer.

Danilo Medina, por desgracia para él, no es un político cualquiera (bueno, Leonel maquiavélicamente tampoco lo es). Al momento de tomar posesión del cargo que hoy ostenta, dió un discurso que me asustó. Utilizó una terminología que resulta atípica en la política dominicana desde 1963 y encima de eso, hizo que todo funcionario bajo nueva designación firmara un Código de Etica. Eso definitivamente me asusta, porque aquí no hay muchos piratas de nuevo cuño, y la mayoría de los expertos en política monetaria del gobierno anterior siguen pa' lante. 

Para continuar lo que está bien, Danilo no va a tener que hacer mucho, porque lo que está bien es tan poca cosa que lo único que queda es dejar de viajar un poco, andar en vehículos menos costosos y mantener la cohesion de su partido (peritos en guardar secretos y quedarse con el herario público, pero lo suficientemente inteligentes como para disimularlo bajo un manto intelectual y de cierta arrogancia que resulta cómico). Para corregir lo que está mal, espero que realmente cuente con su fe en Dios y en sí mismo, porque confiar en el pueblo es lo mismo que confiar en un sub-normal. Dónde está el dinero? Qué ha pasado con los fondos publicos destinados a parar la creciente inflación que devora a pasos agigantados la economía del país? Pues que Leonel Fernández les mintió a todos. No hay una sola instancia estatal que cuente con fondos suficientes, y mucho menos para finalizar en año fiscal que transcurre. La relativa estabilidad macroeconomica de la que el PLD se jactaba durante más de 7 años, de repente parece un chiste de mal gusto, incluso para el futuro del mismo partido; -6 por ciento de déficit cuasifiscal, que no le permite al nuevo incumbente arreglar cuentas con el Fondo Monetario Internacional; la miseria en los bolsillos de los trabajadores, que no reciben un aumento salarial desde hace aproximadamente 3 años más o menos (aunque este aumento sea obligatorio por ley), y unos ojos abiertos de un pueblo que tiene la capacidad intelectual de un bradipo. Leonel les mintió a todos durante 8 años. No hay estabilidad fiscal. Lo que hay es una deuda externa y una falta de fondos enorme para pagarla. Mientras FUNGLODE organiza Festivales de Cine y las mil monsergas habituales, el pueblo se sumerge en la miseria, la oscuridad y la inseguridad. La gente ya no confía en nada ni en nadie, y además de ser dueño de una conciencia corrupta y etérea, una confusión porque ya no conoce ni el principio ni el final de sus historias. Miles de viajes al extranjero para promocionar las posibilidades de inversión en suelo dominicano, pero nada que ver con invertir en las verdaderas necesidades del país. Y todo ese dinero de los inversionistas y de las grandes compañías que invierten en Dominicana? La Barrick Gold lo sabe muy bien...

Ahora Danilo solamente tiene una salida: cargar al pueblo de impuestos por medio de otra reforma fiscal que le permita recaudar lo suficiente como para llegar a un acuerdo con el Fondo, y así modificar el presupuesto nacional para el siguiente 2013, para ver si puede nivelar los fondos públicos y así ejecutar su plan de gobierno, aunque como se ven las cosas, puede que se le haga prácticamente imposible, ya que el cargar al pueblo con más impuestos puede que sea saludable para mejorar la economía, pero no para la imagen política del gobierno, ya que los dominicanos, además de estar hasta el hastío de imposiciones fiscales (las cuales se usan para nada más que para compra de casas, autos y viajes fuera del país, pago a medios de comunicación y a intermediarios que ayudan a promocionar y dar una imagen positiva del gobierno), son una masa de personas que dentro de cuatro años volverán a pedir a gritos a Leonel Fernández, gracias a que Danilo la va a tener bastante difícil para contrarrestar el desastre que dejó tras de sí su compañero de partido, quien precisamente lo quiere así, para probarle a todos que él es la única esperanza. Creo firmemente que Danilo Medina es un buen hombre, que entiende y conoce la dominicanidad misma. Un hombre que ha trabajado duro, codo a codo, milla a milla, para lograr todo lo que ha logrado. Un hombre que no tiene una esposa trofeo ni unas hijas manejando Mercedes-Benz o BMV por las calles de Santo Domingo.

Danilo tiene que gobernar con sabiduría. Esto es una trampa más del Príncipe. Si el actual mandatario no ejerce su cargo moviendo las fichas correctas, esto podría costarle su imagen política y quedar desprestigiado para siempre (aunque en este país el para siempre no existe). Si de verdad quiere hacer lo que nunca se hizo, entonces es momento de preguntarse si de verdad es él quien esta gobernando, o es Leonel, como siempre, desde las sombras. Debe preguntarse si al país que quiere construir le importa su honradez o la voracidad del otro. Debe preguntarse si realmente la libertad de ser y pensar que ha logrado tiene la suficiente voluntad y empuje como para hacer que las cosas cambien significativamente. Creo que es hora de que mire en un espejo, se quiera a sí mismo y se de cuenta de que el destino que ha elegido para sí, puede costarle todo lo que ha costruído, porque Danilo, hermano mío, tú cuentas con lo único la mayoría de los políticos dominicanos no posee: HONRADEZ.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Estos Vecinos...

Ignoro si realmente tenga razón o no, pero ya sea pata o gallareta, las personas que cohabitan el lugar donde resido (un complejo de apartamentos, como para variar), son unos vecinos que para qué les cuento. Desde el niño que ensucia todas las paredes de las escaleras con las ruedas de su bicicleta, hasta el perro pulgoso que le ladra y hace correr a todo el que transita por frente al edificio donde habita su dueño.

Créanme, he hecho todo lo posible para evitarme un problema con estas personas. No quiero patear al perro, ni tener que buscar un balde lleno de agua y detergente y poner al niño a cepillar las paredes, porque al final, lo único que voy a lograr es que me pongan fundas de basura en mi puerta, o me rayen la pintura del carro, o cualquier cosa sinónimo de problemas. Lo que si sé es que en este residencial de mierda la gente es tan cerrada y tan desgraciada, que para sentirse bien consigo misma tiene que hacer sentir mal al otro, o lo que es peor, para estas personas mostrar un poco de urbanidad y buenas costumbres es sinónimo de enfermedad venérea.

Tengo un vecino al que la música de Anthony Ríos, Sophy, Ana Gabriel, Félix de Oleo y demás amargados empedernidos pone a tono. No es que no me guste la música. Lo que detesto es su costumbre de elevar el volumen de su estéreo a niveles donde ya no es música, sino un ruido insolente, descomunal, desconsiderado y hastiante, más aún cuando llega desde las dos de la tarde y abre todas las ventanas y la puerta de su piso, con el estéreo a todo lo ancho y largo del residencial, como si a todo el mundo le importara lo de la mancha del tamaño de la mujer que lo abandonó, comportándose con ese aire todo socarrón cuando vocea las letras de las canciones que escucha. Si no es eso, entonces se reúne con su tribu de amigotes y entablan un juego de dominoes a puertas abiertas, y uno tiene que escuchar a un grupo de primates voceando "capicúa 25", "paso", todo un domingo por la tarde, o cualquier otro día de noche que se les ocurra, cuando uno llega cansado del trabajo y lo único que quiere es un poco de paz, una música que invite al descanso y buena vibra y charlar con su esposa un poco. En cambio de eso, hay que meterse a una habitación y cerrar la puerta para poder uno estar a gusto sin interrumpir al otro cuando le cuenta el día. A veces los ves a todos a eso de las una y dos de la mañana hablando de las mujeres que han tenido, de traiciones, de lo que le importa o no le importa a nadie, en el parqueo, bebiendo cerveza y muertos de risa. Muy graciosos ellos, los muy hijos de la puta que los parió...

Otro vecino tiene un vehículo 4x4, al que le instaló un sistema de sonido un tanto estridente. Me importa rábanos qué le haya puesto o no. Lo que sí me jode a horrores es cuando abre las 5 puertas del utilitario y pone a sonar el estéreo a un volumen que molesta muchísimo, justo delante del apartamento que habito. Imagínense a este sujeto llegando a las tres de la mañana con un Dembow de Don Miguelo a todo volumen, parquearse al frente del residencial con una cerveza en la mano, abrir la portezuela del conductor y orinar ahí mismo, todo eso con la música hasta el topete. Lo mejor: este tipo vive con su madre, con la cual se pelea bastante. Puedes escuchar las discusiones como si estuvieras en la primera fila de una pelea de boxeo. Casi siempre gana la madre (total, miren el producto que sale!).

Si no es eso, entonces el problema es el parqueo del vehículo. Lo primero es que desgraciadamente es solamente un parqueo por apartamento, y en mi casa hay dos autos. Debido a esto, tuve que hablar con un vecino que no "usaba" su parqueo "porque detesta quitarle las hojas al auto por la mañana", así que utiliza otro que no está resguardado por árboles, pero cuando esta haciendo un sol que manda madre, entonces el tipo hace una recuperación espontánea y pone su flamante vehículo bajo el árbol aquel, y yo me quedo sin parqueo. Me dan unas ganas enormes de decir tres cosas, pero nada. Mejor me lo trago. Si no es él, entonces es una visita a alguien del edificio quien lo toma, y los muy hijoputas se quedan de lo más campante. Por qué cojonuda razón no les dicen a los visitantes que deben aparcarse afuera o en el parqueo del apartamento que visitan? No. Tienen que tomar el que uso. Precisamente ese. El mero mero.

Lo último que me está pasando es con una vecina y su completa inhabilidad para aparcar, además de una carencia enorme de sentido común y falta de tacto. La mujer utiliza un vehículo muy grande para su capacidad de parqueo (que es relativamente nula), y para desgracia mía usa el parqueo siguiente (el de al lado, joder!). Si no está mi carcachita, entonces es como si los dos espacios fueran para ella: aparca tan desmesuradamente mal, que la parte de atrás de su vehículo obstruye mi entrada. Lo que me jode es que la rubia (tenía que serlo, para variar,no!?), ni siquiera hace un esfuerzo por aparcarse correctamente. Ni uno. No da reversa para ver el espacio que invade y cuadrar el puto CRV que conduce. Donde la primera llanta haga contacto con el pilote del espacio de parqueo, pues ahí apaga el auto y se larga con viento fresco. Yo? Bueno. Me quedo observando cómo la parte trasera del CRV casi roza con mi retrovisor (si puedo aparcar), o tengo que irme a otro espacio de parqueo a regañadientes, para evitarme inconvenientes con la bestia de pareja que tiene, al cual se le avisó el problema cuando llegaron una noche. Saben qué me dijo el muy cabrón? "Eso está bien ahí", y se largó abrazando su rubia, con una franela de basquetbolista y una cerveza grande en la otra mano. 

miércoles, 30 de mayo de 2012

Hay que hacerlo

El silencio dominaba mis iras, mis ilusiones, mis irrisorias ganas de conversar con el silencio inerte de unas palabras que no salen de mi boca, pero hay que intentarlo, porque mañana es otro día, y el día de mañana será diferente al de hoy.

Tengo que escribir porque hablar no puedo, porque es más sencillo y a la vez más complejo darle contextura a los escritos eternos de una mente en catarsis desinhibida. Quiero hacerlo porque definitivamente, a pesar de todas mis inclinaciones y proyecciones vitales y emocionales, escribir es una de aquellas únicas cosas que me traen esa paz que el arte vernáculo de la conversación no me puede otorgar.

El día se acaba y mi vitalidad disminuye. Un hombre cansado, unos principios mancillados por la necesidad, una mentira suelta entre los dientes incisivos del derecho a vivir con dignidad, y una fe profunda, pero susceptible, imperfecta, sutil y asustadiza, acompañan las ansiedades, los sueños, los proyectos y las ideas portentosas de superación y adquisición de un individuo que sólo desea tener esa cosa que le llaman una mejor  calidad de vida, esa que nos han querido vender entre la inmaculada Coca-Cola que debes beberte siempre y el “Million” de Paco Rabbane que con su increible (invencible) aroma deja desnuda y ardiente a cualquier diosa griega. Pero a pesar de la peculiar fetidez que nos rodea, hay que escribir, para ver si con un ventilador hecho de imaginación, sufrimiento y sarcasmo, respiro un poco de aire limpio, puro y honesto, dentro de la pila de valores inocuos e infértiles con los que debo lidiar a diario.

Así que bienvenid@, o lárguese. Como le de a usted la gana de decirlo. Lo importante es que usted se sienta como quiera sentirse, y si esto le sirve para conseguir esa paz que busca, pues enhorabuena. Si no es así, pues quizá otro día, pero hasta que nosotros queramos, hasta siempre!